27 agosto, 2010




Uno va a decir que si, y sabe lo que le viene junto al si: Los malentendidos, las escenitas de celos, los caprichos, las críticas. Y dice si aún sabiendo que todo esto siempre pasa, dice si sabiendo que va a enamorarse, que va a volver a sufrir, que en el amor siempre alguien termina peor que el otro, que los miedos, que la confianza, que si me deja, que si me ilusiona y termino solo, que me gusta más, que me gusta menos, que no me entiende, que me llama mucho, o no me llama nunca, que me hago la cabeza: ¡TANTOS PROBLEMAS!.

El amor es así, va acompañado por la agridulce sensación de constante felicidad y tristezas, y si es verdadero, si es amor real, más instenso es todavía. Pero sin embargo, a pesar de todos estos problemas, todos terminamos apostando al amor y decimos si y sabemos que nos vamos a llenar de problemas, pero hermosos problemas. ¿Qué valen la pena? Y, claro. Porque los problemas, no abarcan ni una pequeña parte de lo que él nos hace sentir. Pues claro que valen la pena.

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